¿Cómo Ayudar a Alguien con Ansiedad Social? Una Guía Completa
Sentirse inseguro en ciertas situaciones sociales es normal y adaptativo.
Cuando percibimos que corremos el riesgo de transmitir una impresión indeseable a los demás, podemos reaccionar con mayor alerta, asegurándonos de no comportarnos de una manera que pueda ofender a los demás o reflejar una mala imagen de nosotros mismos (Leary, 2000).
Sin embargo, para algunas personas, los sentimientos de inseguridad alrededor de los demás son mucho más intensos, dando lugar a una ansiedad descarada que puede ser incapacitante y causar toda una serie de problemas para el individuo afectado.
Las personas que entran en esta categoría o bien experimentan una gran angustia cuando se enfrentan a las situaciones sociales que temen, o bien evitan estas situaciones por completo (Sociedad Británica de Psicología, 2013).
Dados los beneficios a corto plazo de la segunda opción, a menudo se opta por ella en lugar de la primera, una estrategia que suele tener efectos perjudiciales en la vida de las personas a largo plazo, lo que conlleva una disminución de la funcionalidad y la satisfacción vital.
Los profesionales de la salud mental hablan del trastorno de ansiedad social (TAS; también llamado fobia social; Asociación Americana de Psiquiatría, 2013) para describir la presencia de estos síntomas.
Debido a la naturaleza de la fobia social, las personas afectadas rara vez piden ayuda. Esto hace que sea aún más importante que sus seres queridos aprendan a apoyarles y acompañarles en los momentos de crisis y a buscar soluciones a largo plazo.
Este artículo está dirigido a las personas que tienen (o sospechan tener) un ser querido con TAS.
Te proporcionaremos todo lo que necesitas saber sobre la afección para poder apoyar a una persona afectada por la ansiedad social sin sobrepasar sus límites.
Aunque a menudo se asuma lo contrario, la ansiedad social, como cualquier otro fenómeno psicológico, difícilmente tiene una causa raíz específica.
En cambio, suele ser el resultado de una mezcla única de varios factores predisponentes y contribuyentes.
Los genes suelen desempeñar un papel, especialmente en quienes tienen un temperamento muy tímido y socialmente inhibido.
Sin embargo, hay una serie de factores ambientales, experienciales y biológicos adicionales que pueden influir significativamente en el desarrollo del TAS.
La siguiente lista proporciona una rápida visión general del estado actual de la ciencia respecto a los factores que pueden conducir al desarrollo de la fobia social.
- Genética predisponente hereditaria (Spence & Rapee, 2016)
- Un estilo de apego inseguro (Bohlin, Hagekull, & Rydell, 2000; Muris, Mayer, & Meesters, 2000)
- Una crianza desfavorable (por ejemplo, Bögels, Van Oosten, Muris, & Smulders, 2001)
- Experiencias sociales traumáticas (Öst, 1985)
- Ser testigo de los traumas sociales de otros (Öst & Hughdahl, 1981; Mineka & Cook, 1991)
- Experiencias desafiantes en la infancia (Kessler, Davis, & Kendler, 1997; Magee, 1999; Lieb et al., 2000; Bandelow et al., 2004)
- Habilidades sociales deficientes (Spence, Donovan, & Brechman-Toussaint, 1999)
- Formas adversas de dirigir la atención (Alfano & Beidel, 2011)
- Características biológicas predisponentes (por ejemplo, Condren, O’Neill, Ryan, Barrett, & Thakore, 2002).
- Valores y actitudes culturales (por ejemplo, Hofmann, Asnaani, & Hinton, 2011).
Para una explicación más detallada de cada uno de estos factores, te recomendamos que hagas clic aquí para acceder a nuestro artículo sobre las causas del trastorno de ansiedad social.
A continuación, veamos cómo es posible hacerse una idea de que si una persona está afectada por la ansiedad social.
Como ya hemos señalado, sentirse inseguro o un poco ansioso en determinadas situaciones sociales es normal y a menudo útil.
Por ejemplo, piensa en una primera cita o en tener que hacer una presentación ante un gran público. Probablemente estarás de acuerdo en que una cierta preocupación por cómo te presentas puede ayudarte a causar una mejor impresión en estas situaciones.
Como la mayoría de los seres humanos experimentan estos sentimientos de inseguridad de vez en cuando, no son un indicador de que una persona tenga fobia social.
Lo que distingue las preocupaciones de las personas con TAS de las que no lo tienen es que sus preocupaciones son excesivas (puedes hacer clic aquí para ir a nuestro artículo sobre los criterios de diagnóstico del TAS).
Esta excesividad se manifiesta mediante la evitación frecuente de las situaciones que desencadenan la inseguridad, o mediante intensas reacciones de ansiedad cuando se enfrentan a ellas.
Dependiendo del individuo, la ansiedad puede manifestarse físicamente en forma de aumento de la sudoración, voz temblorosa, dificultad para respirar, temblor de manos, etc., o puede manifestarse en un comportamiento que puede ser percibido como extraño por los demás, como un silencio extremo, ser grosero o ser demasiado hablador.
Otros comportamientos que se observan a menudo en las personas socialmente ansiosas son el aumento de la sumisión, la complacencia excesiva con la gente y la evitación de conflictos.
Sin embargo, también existe un pequeño subgrupo de personas con TAS que presentan el perfil de personalidad opuesto, marcado por una mayor agresividad y un comportamiento propenso al riesgo (Kashdan, McKnight, Richey, & Hofmann, 2009). Este grupo está formado principalmente por hombres jóvenes.
Aunque los signos anteriores pueden ser primeros indicadores de que una persona puede tener ansiedad social, no hay forma de saber con seguridad que un individuo está afectado por la condición sin hablar con él o ella, ya que lo que realmente cuenta es la experiencia subjetiva.
Dependiendo de la persona y de tu relación con ella, puedes preguntarte si deberías abordar el tema abiertamente o no.
La respuesta a esta pregunta no es generalizable, ya que cada persona reaccionará de forma diferente a estos intentos.
Mientras que algunas personas pueden manifestar su deseo de hablar de su problema y agradecer cualquier intento por tu parte de abordar el tema, otras pueden ponerse muy a la defensiva y cortar cualquier conversación que pueda revelar posibles vulnerabilidades o supuestos defectos de carácter.
Esta reacción es comprensible, teniendo en cuenta los altos niveles de vergüenza que suelen experimentar los individuos afectados en relación con su ansiedad social y su propia persona en general.
Es decir, la mayoría de las personas con TAS intentan evitar que se les vea de forma negativa, lo que suele llevarles a ser muy críticos consigo mismos y a ocultar a los demás sus partes más «indeseables».
Prácticamente todas las personas con fobia social consideran que su TAS es muy poco atractivo, por lo que se avergüenzan mucho de él y esperan que nadie lo descubra.
Por tanto, mantener una conversación abierta sobre el tema puede resultar muy incómodo para los afectados.
Sin embargo, la mayoría de los afectados llegan a un punto en el que se dan cuenta de que su fobia social no va a desaparecer por sí sola y que no pueden resolver su problema sin ayuda.
Si crees que tu ser querido ha llegado a este punto y que tienen el tipo de cercanía relacional para hablar de temas íntimos, lo más probable es que se muestre receptivo y agradecido cuando saques el tema.
Sin embargo, asegúrate de que este proceso sea lo más fácil y cómodo posible para la persona afectada, para no asustarla e impedir que se abra.
No hay una fórmula mágica sobre cómo hacerlo. Tú, como su ser querido, estás en la mejor posición para elegir el camino más prometedor.
En el caso de las personas muy ansiosas, que son propensas a avergonzarse fácilmente y tienen una fuerte tendencia a los ataques de pánico, puedes iniciar la conversación por mensaje de texto.
De este modo, la persona no se ve obligada a enfrentarse cara a cara y puede mantener cierto nivel de control sobre lo que compartirá y si se abrirá o no en persona más adelante.
He aquí un par de pautas que conviene tener en cuenta al abordar por primera vez la ansiedad social de tu ser querido:
- Sé empático y comprensivo.
- Hazle saber que sacas el tema porque te preocupas por su bienestar, no para criticarle o señalar sus defectos.
- Puede ser útil compartir las situaciones sociales que te hacen sentir inseguro. Muchas personas con TAS se sorprenden de que los miedos sociales son bastante comunes y normales. Sin embargo, es crucial que comuniques que sabes que su ansiedad es mucho más intensa y grave que la tuya o la de la mayoría de la gente. También puedes señalar que alrededor del 10% de las personas tienen TAS en algún momento de su vida (Wittchen & Fehm, 2001).
- Comunica que entiendes que no es su culpa ni su responsabilidad que sufra de ansiedad social.
- Hazle saber que estás aquí para apoyarle. A algunos les puede resultar útil tener a alguien con quien practicar ciertas habilidades sociales, a otros tener a alguien que esté a su lado en situaciones difíciles, o simplemente alguien que les escuche. Lo más importante es que se den cuenta de que no están solos con su problema.
- Comenta la posibilidad de iniciar una terapia y de unirse a un grupo de apoyo local. Existen varias intervenciones eficaces para la ansiedad social (haz clic aquí para acceder a nuestro libro electrónico que ofrece un resumen exhaustivo de las intervenciones más actuales para la fobia social), pero sólo el 20% de los que la padecen reciben ayuda profesional (Grant et al, 2005). Tú, como su ser querido, puedes ayudarles a tomar la decisión de intentarlo.
Como hemos dicho, a las personas socialmente ansiosas les preocupa mucho la posibilidad de que los demás las vean como raras, débiles, estúpidas, inútiles, etc.
Lo último que quieres hacer es reforzar su visión negativa de sí mismos. Asegúrate de tratarles con respeto, como a un igual, como a alguien digno de ser tomado en serio.
También es importante tener en cuenta que, por miedo a ser considerados ineptos, algunas personas con TAS pueden minimizar su sufrimiento y fingir que están bien cuando realmente no lo están.
Esta estrategia puede tener consecuencias perjudiciales, ya que puede dejarles sufriendo en silencio sin ninguna esperanza realista de mejora.
Tú, como su ser querido que lo conoce bien, estás en la mejor posición para ser esa mano amiga que puede necesitar tan desesperadamente, aunque no lo pida explícitamente.
Dada su ansiedad y su mayor sensibilidad a las críticas, que a menudo puede ser difícil de entender para las personas que no están afectadas, hay un par de matices que hay que tener en cuenta al interactuar con personas socialmente ansiosas.
Dependiendo de la persona y de sus áreas problemáticas específicas, pueden ser críticas diferentes cosas para que no se sienta demasiado incómoda al interactuar contigo.
A continuación se presenta una lista de comportamientos y situaciones que suelen incomodar a las personas con fobia social:
- Llamar la atención no deseada en entornos de grupo;
- que los demás señalen sus reacciones físicas de ansiedad;
- que se les describa como inusualmente callados;
- ser descritos como inusualmente callados;
- ser presionados para hablar de temas íntimos;
- que otros sean informados abiertamente de su ansiedad social;
- que se les obligue a enfrentarse a sus miedos en lugar de elegir hacerlo ellos mismos;
- ser criticados y tratados con rudeza;
- ser excluidos de las conversaciones y actividades de grupo;
- ser puestos en una situación incómoda en un grupo («¿Qué piensas tú de esto?«);
- estar expuestos a una situación que puede revelar una falta de competencia (social).
Estos ejemplos son bastante generales y se muestran aquí porque son los más importantes para ti, que no quieres pisotear a una persona con fobia social.
Por lo tanto, la lista anterior no es una descripción exhaustiva de las situaciones con las que suelen luchar las personas con TAS. Para obtener una visión más detallada de las situaciones más temidas, no dudes en hacer clic aquí para ir a nuestra introducción completa a la ansiedad social.
Teniendo en cuenta la información anterior, es aconsejable que te andes con cuidado cuando interactúes con tu ser querido y que bases tu comportamiento con él en tu conocimiento de su personalidad y en tu intuición.
Es decir, es probable que tu relación con la persona socialmente ansiosa se vea beneficiada si no la pones en las situaciones mencionadas y sigues tu instinto en cuanto a qué situaciones, comportamientos y temas de conversación puede apreciar y de cuáles puede huir.
Sin embargo, existe una delgada línea entre ser razonablemente sensible a sus dificultades y reforzar su comportamiento de evitación, siendo este último un factor de mantenimiento de la ansiedad social (Clark & Wells, 1995).
En el mejor de los casos, tu relación con la persona afectada es una mezcla ideal de consideración y comprensión respecto a sus miedos, así como de apoyo y animación respecto a su proceso de mejora proactiva.
Veamos cómo puedes conseguir ese equilibrio.
Sin un tratamiento adecuado, el trastorno de ansiedad social se caracteriza por una elevada persistencia a lo largo de la vida (Beesdo-Baum et al., 2012).
Cuando el TAS se mantiene estable, las personas afectadas suelen desarrollar depresión y abuso de sustancias (Sonntag, Wittchen, Höfler, Kessler, & Stein, 2000; Wittchen, 2000; puedes hacer clic aquí para acceder a nuestro breve artículo sobre lo que ocurre cuando la fobia social no se trata).
Por este motivo, la mayoría de las personas socialmente ansiosas se benefician de adoptar una actitud proactiva hacia su bienestar psicológico, que suele implicar romper su patrón de evitación social, paso a paso.
Como la exposición a los escenarios sociales temidos puede ser muy aterradora y psicológicamente agotadora, muchas personas afectadas sólo la buscarán esporádicamente, si es que lo hacen.
Tener a alguien que les anime, una y otra vez, a buscar voluntariamente esa exposición y a reducir la evitación puede ser un factor diferenciador para muchas personas.
Sin embargo, es importante no presionar demasiado y asegurarse de que entiende que le animas por su propio bien.
Para ayudar a tu ser querido a comprender la importancia de la exposición repetida a las situaciones temidas, puedes compartir con él nuestro artículo sobre la terapia cognitivo-conductual para el TAS, al que puedes acceder haciendo clic aquí.
Es importante tener en cuenta que habrá momentos en los que estará motivado para enfrentarse a sus miedos, al igual que habrá momentos de baja moral y de mayor aislamiento social.
Estas fluctuaciones son bastante normales en las personas socialmente ansiosas.
Cuando tú, como persona comprensiva y solidaria, notes estos cambios, puedes ajustar tu comportamiento en consecuencia.
En general, deberías evitar presionar demasiado, al igual que deberías evitar ser demasiado permisivo con el aislamiento extremo.
Como este último es un mecanismo de defensa típico contra su ansiedad, es importante respetar su agitación momentánea, pero también echar una mano para sacarle de ella lentamente.
Los bajones repentinos de humor y motivación son de esperar, ya que son una parte típica del proceso de mejora.
Sin embargo, estos momentos suelen ser críticos, ya que las personas afectadas pueden faltar al trabajo, al colegio, a la universidad o a eventos sociales importantes, lo que puede tener consecuencias perjudiciales a largo plazo.
Lo que más importa en estas situaciones es que le apoyes en esos momentos y encuentres una forma suave de subirle la moral y animarle a volver a ser proactivo.
Aquí tienes un par de recomendaciones que suelen ser útiles:
- Escucha lo que tu ser querido tiene que decir si está dispuesto a hablar. Si no lo está, hazle saber que siempre estás ahí para escucharlo, pero no lo presiones demasiado.
- Recuérdale que sentirse deprimido y desanimado es una parte normal del proceso, que es de esperar. Los que mejoran suelen entenderlo y, por tanto, consiguen salir adelante a pesar de su baja moral.
- Si tu ser querido tiene problemas con un evento social concreto que se acerca, ofrece ayudarle a simular y practicar la temida situación.
- Si ha faltado un par de días a su nuevo trabajo, a la universidad, etc., puede pensar que ya ha perdido la cara, lo que suele provocar aún más retraimiento y evasión. Ayúdale a entender que volver al trabajo, a la escuela, etc. es una opción válida, y que es poco probable que los demás piensen tan mal de él o ella como se imagina.
- Las crisis psicológicas, como un periodo agudo de retraimiento social y evitación, pueden servir de motivación para buscar ayuda profesional. Puedes hablar de la posibilidad de iniciar un proceso terapéutico si crees que es el momento adecuado para hacerlo.
Además, es importante tener en cuenta que sólo puedes hacer cierto número de cosas. A veces, las personas que sufren no son receptivas a los intentos de los demás por ayudarlas.
Aunque es tu responsabilidad como ser querido preocuparte por esta persona y buscar formas de apoyarla, al final es la propia persona afectada la que tiene que responsabilizarse de su propio bienestar.
No te enfermes porque chocas con una pared al intentar ayudar. Si tu ser querido no es receptivo, asegúrate de que sabe que estás dispuesto a escuchar y ayudar, pero cuida primero de ti mismo.
Como mencionamos anteriormente, el trastorno de ansiedad social normalmente debe tratarse de forma profesional, ya que puede persistir o incluso aumentar con el tiempo si no se trata adecuadamente (Beesdo-Baum et al., 2012).
Aunque muchas personas siguen siendo resistentes a buscar ayuda de psiquiatras, psicólogos, consejeros y/o psicoterapeutas, ya que dependiendo de su país y región de residencia el estigma puede ser todavía considerable, esta opción está siendo cada vez más aceptada.
Si crees que tu ser querido está sufriendo por el miedo a la evaluación negativa y la ansiedad en situaciones sociales, suele ser una buena idea que consulte con un profesional de la salud mental para ver la gravedad de su situación y cómo se le puede ayudar.
Queremos destacar que esta ayuda debe ser administrada por profesionales.
Los recursos en línea, como este sitio web, pueden ser buenas herramientas para tener una primera idea y ser guiados en las direcciones correctas. Sin embargo, un posible diagnóstico y los tratamientos correspondientes sólo deben ser realizados por profesionales de la salud mental que hayan sido formados para ello.
Si tu ser querido está dispuesto a consultar en persona (cara a cara), puede hablar con su médico de atención primaria y pedir que le remita a un psicólogo, psiquiatra, consejero o psicoterapeuta.
Dependiendo de su seguro médico y de su país de residencia, puede que no sea necesario hablar con su médico de atención primaria y que se ponga en contacto directamente con un profesional de la salud mental.
Puedes ofrecerte a acompañarle al centro de tratamiento, lo que puede facilitar el proceso de búsqueda de ayuda profesional.
Si tu ser querido prefiere consultar por Internet, ten en cuenta que hay varias opciones válidas para hacerlo.
El tratamiento online suele ser especialmente adecuado para las personas con TAS, ya que tiene el potencial de reducir el umbral para la búsqueda de tratamiento.
Es decir, no tener que sentarse cara a cara con un desconocido y abrirse sobre su inseguridad aumenta la probabilidad de que las personas socialmente ansiosas busquen ayuda profesional.
Si tu ser querido se inclina por probar la terapia online, te recomendamos BetterHelp. Es un portal online que pone en contacto a tu ser querido con un terapeuta adecuado para ayudarle con su ansiedad social.
Ofrecen servicios de asesoramiento y terapia en línea que se prestan a través de una interacción basada en la web, así como por teléfono y por texto.
Aunque el sitio web se ofrece sólo en inglés, tienen excelentes terapeutas de habla hispana. Cuando se registren, sólo tienen que seleccionar que tu ser querido busca terapia en español.
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American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
Clark, D. M., & Wells, A. (1995). A cognitive model of social phobia. In R. G. Heimberg, M. R. Liebowitz, D. A. Hope, & F. R. Schneier (Eds.), Social phobia: Diagnosis, assessment, and treatment (pp. 69–93). The Guilford Press.
Grant, B. F., Hasin, D. S., Blanco, C., Stinson, F. S., Chou, S. P., Goldstein, R. B., Dawson, D. A., Smith, S., Saha, T. D., & Huang, B. (2005). The epidemiology of social anxiety disorder in the United States: results from the National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Conditions. The Journal of clinical psychiatry, 66(11), 1351–1361. https://doi.org/10.4088/jcp.v66n1102
Kashdan, T. B., McKnight, P. E., Richey, J. A., & Hofmann, S. G. (2009). When social anxiety disorder co-exists with risk-prone, approach behavior: investigating a neglected, meaningful subset of people in the National Comorbidity Survey-Replication. Behaviour research and therapy, 47(7), 559–568. https://doi.org/10.1016/j.brat.2009.03.010
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Acerca del autor: Martin Stork
Martín es psicólogo profesional con antecedentes en fisioterapia. Ha organizado y dirigido varios grupos de apoyo para personas con ansiedad social en Washington, DC y Buenos Aires, Argentina. Es el fundador de Conquer Social Anxiety Ltd, donde trabaja como escritor, terapeuta y director. Puedes hacer clic aquí para saber más sobre Martin.