Tipos de Ansiedad Social
La ansiedad social, también llamada fobia social, se refiere a la preocupación excesiva por ser juzgado, rechazado o evaluado negativamente en situaciones sociales (American Psychiatric Association, 2013).
Toda persona sana experimenta algún grado de miedo social, pero para la mayoría de las personas estas preocupaciones son menores y no causan ningún sufrimiento significativo.
Sin embargo, para alrededor del 12% de la población general, sus temores llegan a ser tan intensos que califican para un diagnóstico de trastorno de ansiedad social (TAS) en algún momento de sus vidas (Kessler, Stein, & Berglund, 1998).
Aunque todas estas personas pueden recibir el mismo diagnóstico, a menudo difieren significativamente entre sí en cuanto a sus principales síntomas y áreas problemáticas.
A continuación, echaremos un vistazo a estas distintas manifestaciones de los miedos sociales, examinando los diferentes tipos de ansiedad social.
No todas las personas con ansiedad social son iguales.
Algunas pueden temer sólo unos pocos escenarios específicos, como hablar en público o tener citas, mientras que otras experimentan síntomas de ansiedad en prácticamente todas las situaciones sociales.
Del mismo modo, algunas personas están especialmente preocupadas por su comportamiento y por parecer socialmente ineptas (por ejemplo, «decir esto fue una tontería«), mientras que otras pueden tener un miedo especial a mostrar síntomas de ansiedad observables, como sudoración, rubor, temblor o voz temblorosa.
Además, la ansiedad social suele asociarse a la introversión y la timidez. Aunque muchas personas con TAS son tímidas e introvertidas, también hay muchas personas extrovertidas y exaltadas con fobia social.
Dado que estos diferentes tipos de ansiedad social pueden beneficiarse de diferentes enfoques de tratamiento, los expertos han sugerido varias formas de dividir a los pacientes con TAS en diferentes subgrupos.
Echemos un vistazo a estas propuestas, antes de abordar algunos miedos muy específicos que experimentan las personas con ansiedad social.
En la ciencia, los expertos no siempre se ponen de acuerdo. Esto también se aplica a la clasificación de las personas socialmente ansiosas en diferentes subgrupos.
Existen múltiples sugerencias de diferentes equipos de investigación. A continuación veremos 3 formas diferentes que se pueden utilizar para clasificar a las personas con ansiedad social en diferentes tipos.
- Clasificación según el número de situaciones sociales temidas.
- Clasificación según los tipos de situaciones sociales temidas.
- Clasificación según el foco de los temores sociales.
La idea de esta categoría es distinguir entre el número de situaciones sociales que teme una persona. De este modo se obtienen 3 tipos diferentes de ansiedad social:
- Trastorno de ansiedad social generalizado: Miedo en prácticamente todas las situaciones sociales.
- Trastorno de ansiedad social no generalizado: Miedo en un número limitado de situaciones sociales con al menos un área de funcionamiento social normal.
- Trastorno de Ansiedad Social Específico / Circunscrito: Miedo en una o muy pocas situaciones sociales específicas.
Echemos un vistazo a cada uno de ellos.
Las personas afectadas por la ansiedad social generalizada experimentan miedo en prácticamente todas o la mayoría de las situaciones sociales (American Psychiatric Association, 2013).
Este tipo de ansiedad social suele comenzar en la primera infancia, normalmente antes de los 10 años (Mannuzza et al., 1995).
Las personas con TAS generalizado tienden a tener un temperamento tímido y ansioso, especialmente cuando se enfrentan a situaciones, experiencias y personas nuevas.
Este tipo de temperamento también se conoce como inhibición conductual (Kagan, Reznick, & Snidman, 1987).
En comparación con el TAS no generalizado, las personas con TAS generalizado tienen una mayor probabilidad de padecer otras enfermedades mentales, como la depresión o el trastorno de ansiedad generalizada (Kessler, Stein, & Berglund, 1998).
Además, las personas afectadas por este tipo de ansiedad social suelen mostrar mayores dificultades para llevar una vida «normal» y suelen informar de que tienen familiares con un temperamento igualmente inhibido (Stein et al., 1998).
Por lo tanto, el componente genético del TAS generalizado parece ser más prominente que el del TAS no generalizado.
El término ansiedad social no generalizada se utiliza para referirse a cualquier tipo de TAS en el que la persona afectada conserva al menos un ámbito de funcionamiento social normal (Heimberg, Holt, Schneier, Spitzer, & Liebowitz 1993).
Esto significa que la gama de personas que entran en esta categoría es muy amplia. Algunas sufren ansiedad en casi todos los entornos sociales, mientras que otras sólo la experimentan en muy pocas y específicas situaciones.
En general, las personas con TAS no generalizado presentan un menor deterioro funcional que las personas con TAS generalizado.
Es decir, muchas personas con ansiedad social no generalizada son capaces de mantener un empleo, mantener relaciones románticas, tener amigos íntimos, etc.
Este no suele ser el caso del TAS generalizado, que tiende a golpear aún más a quienes lo padecen, ya que su ansiedad social se extiende a todos los ámbitos de su vida.
Si estás interesado en los efectos negativos que la ansiedad social suele tener en los enfermos, haz clic aquí para ir a nuestro artículo que analiza las diez consecuencias más graves del TAS.
La ansiedad social circunscrita (también: ansiedad social específica) la experimentan las personas que sólo temen una o muy pocas situaciones sociales concretas.
Entre las personas con TAS, la ansiedad por hablar en público es muy común. Los individuos que sólo se preocupan por este tipo de escenarios se clasificarían en este tipo de TAS.
En comparación con el TAS generalizado, el componente genético asociado a la ansiedad social circunscrita no es tan eminente. Además, suele comenzar un poco más tarde, normalmente a lo largo de la pubertad (Mannuzza et al., 1995).
También es más probable que las personas con este tipo de ansiedad social informen de una experiencia social traumática que marcó el inicio de su fobia social (Öst, 1985).
Por ejemplo, muchas personas informan que se rieron de ellas en clase o un recuerdo específico de haber sido intimidadas.
Las personas con TAS circunscrito pueden sentirse seguras de sí mismas en la mayoría de las situaciones sociales y sus amigos y conocidos no suelen esperar que luchen con temores sociales significativos.
Otra sugerencia sobre cómo distinguir a los enfermos de TAS se basa en el tipo de situaciones que temen (Spokas y Cardaciotto, 2014). Aquí, la cantidad de escenarios sociales temidos no es un factor determinante.
En esta categoría se diferencian los siguientes tres tipos de ansiedad social:
- Ansiedad en situaciones de desempeño (o actuación)
- Ansiedad en situaciones de interacción
- Ansiedad en situaciones de observación
El miedo a la actuación es muy común en las personas con trastorno de ansiedad social (Eng et al., 2000).
Algunas personas parecen sufrir sólo el miedo a la actuación, como es el caso de la mayoría de las personas con ansiedad por hablar en público.
Para este grupo de personas, ser observadas mientras no actúan frente a un público no supone ningún problema (Spokas y Cardaciotto, 2014). Esto también es válido para las situaciones que requieren que interactúen con los demás.
En comparación con los otros dos tipos de esta categoría, los individuos con ansiedad de ejecución pura se ven menos perjudicados, sufren menos trastornos mentales adicionales y son menos evasivos socialmente (Knappe et al., 2011).
Sin embargo, cuando se enfrentan a una tarea de habla, este subgrupo de personas con TAS tiende a experimentar más ansiedad y a reaccionar de forma más fuerte fisiológicamente, como experimentar un aumento del ritmo cardíaco, falta de aliento, aumento de la sudoración, etc. (Tran & Chambless, 1995; Boone et al., 1999).
De manera similar al TAS circunscrito mencionado anteriormente, los individuos con miedo al rendimiento solo informan con frecuencia haber experimentado una situación traumática de rendimiento que desencadenó su TAS (Stemberger, Turner, Beidel, & Calhoun, 1995).
Además, otros equipos de investigación encontraron similitudes en las reacciones fisiológicas de las personas con TAS limitado al rendimiento y con el trastorno de pánico, e identificaron que, en muchos casos, un ataque de pánico precedió a la aparición de sus miedos al rendimiento (Hofmann, Ehlers, & Roth, 1995; Nardi et al., 2009).
Cabe destacar que los miedos al rendimiento son muy comunes entre las personas con ansiedad social.
El tipo de ansiedad social «sólo de actuación» se caracteriza por la experiencia de temores de actuación únicamente y una ausencia general de temores sociales relacionados con otras situaciones (Eng et al., 2000).
Aunque algunos expertos han propuesto diferenciar entre el miedo a las situaciones de interacción y el miedo a las situaciones de observación, parece que hay un solapamiento significativo entre los dos tipos (Cox, Clara, Sareen, & Stein, 2008; Ruscio et al., 2008).
Es decir, una abrumadora mayoría de las personas que experimentan miedo a las situaciones de interacción, como conversar con sus compañeros de trabajo o con una persona que les atrae, también temen las situaciones de observación, como ser observados mientras comen, beben o escriben.
Esta relación es bidireccional, lo que significa que apenas hay personas que padezcan el TAS que entren en una sola de las dos categorías.
Es más, la mayoría de las personas que temen las situaciones de interacción y observación también temen las situaciones de actuación. Echa un vistazo al siguiente gráfico para entender cómo suelen darse y relacionarse entre sí.
Los investigadores y expertos aún no están seguros de si las situaciones de observación e interacción deben agruparse por separado o juntas, y de si estos especificadores son útiles o no.
Veamos la última forma de subagrupación, que examina el foco de los miedos sociales.
La mayoría de las personas con fobia social están excesivamente preocupadas por comportarse de una manera que conduce a la evaluación negativa y al rechazo.
Sin embargo, parece haber dos grandes desviaciones de esta aparente característica central del TAS (Spokas y Cardaciotto, 2014).
Una se refiere al subconjunto de enfermos de TAS cuyo miedo predominante es mostrar signos físicos observables de ansiedad, mientras que la otra se refiere a los que se preocupan principalmente por la posibilidad de ofender a los demás.
Esto significa que esta categoría se compone de los tres tipos siguientes:
- Foco de ansiedad social: comportamiento inepto
- Foco de ansiedad social: síntomas de ansiedad observables
- Foco de ansiedad social: ofender a los demás
Examinemos estos tres tipos de focos de ansiedad social.
El miedo a actuar de una manera que pueda conducir a una evaluación negativa, al rechazo, a la desaprobación o a la humillación suele considerarse el rasgo cardinal del TAS (Spokas y Cardaciotto, 2014).
Y, de hecho, la mayoría de las personas con TAS describen que su principal preocupación es comportarse de forma inepta.
Los individuos pueden preocuparse por decir algo tonto, cometer un error o comportarse de manera socialmente incómoda.
Para ellos, lo que hacen se considera el principal motivo de preocupación.
Por esta razón, vigilan de cerca su propio comportamiento e incluso pueden planificar conversaciones enteras de antemano para asegurarse de que no dicen nada que pueda considerarse tonto o insensato.
Una proporción considerable de personas con TAS dicen mostrar signos observables de ansiedad como miedo principal (Bögels and Reith, 1999).
Dependiendo del individuo, la principal preocupación puede ser las reacciones físicas, como la sudoración, el rubor o el temblor.
Para otros, puede ser la falta de aliento o el miedo a que se les quiebre la voz.
A menudo, el miedo a que aparezca la reacción física desencadena la aparición del síntoma.
Cuando lo hace, las personas afectadas tienden a ponerse aún más ansiosas o pueden sentirse avergonzadas, lo que puede intensificar aún más sus reacciones físicas.
De este modo, puede surgir un círculo vicioso que puede conducir a altos niveles de ansiedad y a la evitación de situaciones en las que puedan aparecer los síntomas.
Se ha sugerido que el aumento de la atención centrada en uno mismo exacerba las respuestas fisiológicas, como el rubor (Bögels, 2006).
Las personas que temen mostrar síntomas físicos de ansiedad suelen informar de experiencias traumáticas relacionadas, como las burlas por presentar estos síntomas (Mulkens and Bögels, 1999).
Otros pueden tener condiciones médicas adicionales que causan sus síntomas físicos (Bögels et al., 2010).
Por ejemplo, la rosácea (enfermedad de la piel que provoca enrojecimiento), la hiperhidrosis (sudoración excesiva) o el temblor esencial (temblor involuntario, a menudo en las manos), pueden hacer que las personas afectadas teman mostrar las manifestaciones físicas de sus afecciones en determinadas situaciones sociales.
Para saber cuál es la mejor manera de tratar los síntomas físicos de la ansiedad social, haz clic aquí para acceder a nuestro artículo en el que se describen las estrategias más adecuadas.
Mientras que los tipos de ansiedad social descritos hasta ahora se preocupan principalmente por la impresión que uno deja en los demás, este subtipo se preocupa principalmente por la posibilidad de ofender a los demás y el esfuerzo por evitar que esto ocurra.
En la cultura japonesa y coreana, este tipo de ansiedad social está muy extendido y se denomina Taijin Kyofusho (対人恐怖症).
Describe un miedo persistente y excesivo a ofender a los demás en situaciones sociales (Vriends, Pfaltz, Novianti, & Hadiyono, 2013).
En este subtipo de TAS, el miedo social se centra en hacer algo que sea embarazoso para los demás, en lugar de hacer algo que sea embarazoso para uno mismo (Iwase et al., 2000).
Se ha sugerido que este fenómeno está relacionado con las culturas colectivistas que hacen hincapié en la armonía social y la interdependencia (Rector, Kocovski, & Ryder, 2006).
Sin embargo, se ha demostrado que las personas de culturas occidentales que defienden los mismos valores también pueden presentar síntomas de este tipo (Dinnel, Kleinknecht, & Tanaka-Matsumi, 2002).
Se ha señalado que el miedo a ofender a los demás podría atribuirse al miedo central del TAS a la evaluación negativa, ya que molestar a los demás aumenta el riesgo de ser rechazado y desaprobado (Magee, Rodebaugh, & Heimberg, 2006).
Muy bien, ahora tienes una buena comprensión de los tipos básicos de ansiedad social. A continuación, cubriremos algunas fobias específicas que incluyen temores y ansiedad en una serie de situaciones sociales diferentes.
En algunos casos, los miedos sociales de una persona se limitan a una situación social muy específica y sólo se experimentan en estos entornos.
De acuerdo con la primera categoría descrita anteriormente, los individuos que cumplen estos criterios se calificarían de ansiedad social circunscrita (también llamada específica).
En esta sección, analizaremos brevemente algunas de las fobias específicas más comunes que se incluyen en el trastorno de ansiedad social.
Glosofobia: ansiedad por hablar en público
El término glosofobia, también ansiedad por hablar en público, se utiliza para referirse a un miedo intenso a hablar delante de otras personas.
La glosofobia está muy extendida y se considera un subtipo de TAS (Pull, 2012). La mayoría de las personas con TAS generalizado la padecen.
Sin embargo, incluso las personas sin fobia social suelen tener problemas con este tipo específico de miedo.
Las personas afectadas tienden a experimentar reacciones fisiológicas y psicológicas exageradas cuando hablan delante de un público.
Eritrofobia: el miedo a ruborizarse
El rubor facial es una reacción fisiológica que suele acompañar a los sentimientos de vergüenza y funciona como una señal social, indicando que somos conscientes de que nos hemos comportado de una manera socialmente inaceptable.
Sin embargo, cuando el síntoma sobrepasa los límites normales de la expresión emocional socialmente aceptada, las personas pueden llegar a tener miedo de esta reacción (Laederach-Hofmann, Mussgay, Büchel, Widler, & Rüddel, 2002).
La eritrofobia es un fenómeno común en los adolescentes que tiende a disminuir con la edad. Sin embargo, no siempre es así.
Muy pocas personas buscan tratamiento para su miedo a ruborizarse, en parte porque existe un fuerte estigma asociado a él y porque su médico de cabecera puede no tomarlo suficientemente en serio o no conocer las opciones de tratamiento disponibles.
Hiperhidrosis y el miedo a sudar en público
La hiperhidrosis -sudoración excesiva- es bastante común en las personas con ansiedad social, y aproximadamente una de cada cuatro personas con TAS está afectada (Davidson, Foa, Connor, & Churchill, 2002).
En la mayoría de estos casos, el aumento de la sudoración se percibe como un motivo potencial de escrutinio, lo que desencadena sentimientos de ansiedad social, causando una angustia considerable y, a menudo, discapacidad (Nahaloni & Iancu, 2014).
Los expertos aún no están seguros de si la hiperhidrosis es el resultado de una disfunción de las glándulas sudoríparas, del aumento de la excitación emocional en situaciones sociales o de una combinación de ambos.
De todas formas, se ha demostrado que el aumento de la sudoración parece disminuir el umbral para el desarrollo de la ansiedad social (Nahaloni & Iancu, 2014).
Ansiedad escénica y miedo al público
La ansiedad ante la actuación es un fenómeno perfectamente normal, especialmente si la actuación está siendo evaluada por un público potencialmente crítico (Bögels & Lamers, 2002).
La evaluación de los demás suele tener consecuencias importantes para el individuo, lo que puede intensificar los sentimientos de ansiedad (Bancroft, 2009).
Por ejemplo, dependiendo del rendimiento de un atleta en un momento crítico de una competición, puede ser evaluado favorable o negativamente.
Esto significa que el atleta corre el riesgo de ser evaluado negativamente por sus compañeros de equipo, su entrenador, sus aficionados e incluso por él mismo (Rowland & van Lankveld, 2019).
Las posibles consecuencias de una evaluación negativa de este tipo pueden ser la decepción de los compañeros de equipo, menos tiempo de juego en el siguiente partido, una mayor presión para rendir por parte de los aficionados, la no renovación de su contrato con el equipo y una menor confianza en sí mismo, por nombrar sólo algunas.
Es comprensible que la perspectiva de estas posibles consecuencias provoque ansiedad, y esta ansiedad puede tener a su vez un impacto negativo en su rendimiento.
Las personas que sufren de miedo escénico grave suelen haber tenido esta experiencia, lo que les lleva a sentir aún más ansiedad en situaciones de actuación que pueden ser críticas para ellos.
Ansiedad por el rendimiento sexual
La ansiedad ante el rendimiento sexual está estrechamente relacionada con el miedo escénico, ya que suele estar provocada por el temor a las posibles consecuencias negativas de un rendimiento inadecuado.
Especialmente en las primeras etapas de una relación, la actividad sexual suele asociarse con la evaluación y sus posibles consecuencias.
Ambas partes pueden estar preocupadas por las expectativas y percepciones de su pareja, y temen no solo sentirse avergonzados y apenados si no actúan «adecuadamente», sino que su propia relación puede verse dañada o puesta en peligro (Rowland & van Lankveld, 2019).
La perspectiva de tales consecuencias negativas puede conducir fácilmente a la ansiedad, y la ansiedad se asocia con el deterioro sexual (Dèttore, Pucciarelli, & Santarnecchi, 2013; van den Hout & Barlow, 2000).
Esto, por supuesto, puede crear un círculo vicioso en el que las consecuencias negativas conducen a aún más preocupaciones sobre el rendimiento sexual «apropiado» en futuros encuentros sexuales.
Mientras que el término ansiedad ante las citas románticos se explica por sí mismo, la ansiedad heterosocial se refiere al miedo en situaciones sociales que implican a ambos sexos (Glickman y La Greca, 2004).
Sin embargo, este término excluye a las personas que se sienten atraídas por personas de su propio sexo. Por lo tanto, nos gustaría señalar que aquí nos referimos a la ansiedad que se produce al interactuar con personas del sexo por el que uno se siente atraído.
Tanto en la ansiedad ante las citas románticas como en la ansiedad heterosocial, la respuesta de ansiedad puede desencadenarse por un desajuste entre el deseo de causar una impresión positiva y el miedo a no poder hacerlo.
Especialmente en las personas que ponen mucho énfasis en conquistar a una posible pareja y que, al mismo tiempo, padecen una baja confianza en sí mismas, esto puede provocar fuertes sentimientos de ansiedad social al salir con alguien o en otras situaciones heterosociales.
Si te afecta la ansiedad a la hora de salir con alguien, puedes pinchar aquí para ir a nuestro artículo sobre las citas románticas con ansiedad social, que incluye 15 consejos útiles para tener citas más agradables.
Paruresis: Síndrome de la vejiga tímida
La paruresis es la incapacidad de orinar en situaciones que pueden implicar el escrutinio de los demás (Prunas, 2013). A menudo también se denomina síndrome de la vejiga tímida.
Los individuos afectados suelen preocuparse por parecer extraños o inseguros si no pueden «soltarse» en presencia de otros.
Dado que la ansiedad subyacente puede atribuirse a la preocupación por ser juzgado o evaluado negativamente, se clasifica como un tipo de trastorno de ansiedad social (American Psychiatric Association, 2013).
Parcopresis: Síndrome del Intestino Tímido
Al igual que el síndrome de la vejiga tímida, la parcopresis describe la incapacidad y/o la dificultad para defecar en los baños públicos o de otro modo en presencia de otras personas, impulsada por el miedo a la evaluación negativa y no deseada por parte de los demás (Knowles & Skues, 2016).
El síndrome del intestino tímido se asocia con una angustia psicológica significativa en los individuos afectados y tiende a disminuir la calidad de vida en general (Kuoch, Austin, & Knowles, 2019).
Los sentimientos de vergüenza y de pudor, así como un fuerte estigma, suelen dificultar la búsqueda de tratamiento.
Síndrome de referencia olfativa: Miedo a oler mal
Las personas que sufren el síndrome de referencia olfativa están convencidas de que desprenden un olor desagradable (Pryse-Phillips, 1971).
Los síntomas típicos incluyen lavados repetidos, cambios frecuentes de ropa, uso excesivo de desodorantes y perfumes, y restricciones en los viajes y la vida social.
Además, las personas que padecen esta enfermedad suelen estar convencidas de recibir comentarios negativos de los demás en relación con su olor, como gestos o incluso comentarios negativos.
El síndrome de referencia olfativa a menudo hace que quienes lo padecen hagan grandes esfuerzos para reducir su olor corporal y pasen gran parte de su tiempo preocupados por su olor cuando están con otras personas (Begum & McKenna, 2011).
Ansiedad de contacto visual
Como hemos señalado, el TAS se caracteriza por un miedo excesivo a ser juzgado, evaluado negativamente o rechazado.
Se cree que el contacto visual directo puede desencadenar este miedo y que, por tanto, las personas socialmente ansiosas tratan de evitarlo en la medida de lo posible (Schneier, Rodebaugh, Blanco, Lewin, & Liebowitz, 2011).
Desde una perspectiva evolutiva, esto podría ser una estrategia adaptativa, ya que señala a los demás que uno no es una amenaza y adopta voluntariamente una posición sumisa.
Desde la perspectiva de una persona socialmente ansiosa, evitar el contacto visual con los superiores en el sistema de rango social garantiza que no se molesten y posiblemente les ataquen y rechacen (Gilbert, 2001).
Al evitar la mirada de los demás, pueden perder estatus en la jerarquía social, pero no corren el riesgo de ser rechazados y excluidos por completo.
Escopofobia: el miedo a ser mirado fijamente
Al igual que la ansiedad por el contacto visual, el miedo a ser mirado fijamente puede explicarse por el miedo subyacente a ser juzgado y rechazado, que es el sello distintivo del trastorno de ansiedad social.
Si este miedo es excesivo, también se denomina escopofobia (Stanborough, 2020).
Desde una perspectiva evolutiva, que nos miren fijamente puede ser una señal de peligro potencial. Si los demás nos miran de forma crítica o simplemente nos miran fijamente durante un periodo de tiempo prolongado, el cerebro humano percibe una amenaza social y hace sonar la alarma.
Por este motivo, algunas personas se ponen ansiosas ante la mera idea de ser miradas fijamente o de ser observadas de forma crítica.
Deipnofobia: Miedo a comer y/o beber en público
Un número importante de personas experimenta sentimientos de ansiedad e intensa inseguridad al comer o beber en público.
El miedo excesivo a comer en público también se conoce como deipnofobia (Rittenhouse, 2021).
Algunos pueden temer ir a un restaurante solos porque creen que los demás podrían pensar que son raros o que no tienen amigos, mientras que otros temen tener que hablar con sus acompañantes o que los demás noten que les tiemblan las manos.
Si el miedo se debe a la preocupación por ser evaluado o juzgado negativamente, se considera una forma de ansiedad social.
Bibliofobia: Miedo a leer en público
Muchas personas que temen leer en voz alta a los demás han tenido una experiencia social traumática que provocó la aparición de su miedo excesivo.
Si quieres saber más sobre el miedo a leer en voz alta, haz clic aquí para acceder a nuestro artículo sobre este fenómeno, en el que se analizan las causas y los remedios.
Scriptofobia: miedo a escribir en público
Al igual que algunas personas tienen miedo de comer en público, porque los demás pueden notar que les tiemblan las manos, otras pueden tener miedo de escribir en público.
Sin embargo, si la persona tiene miedo de poner su nombre en un contrato, el miedo subyacente es probablemente de otra naturaleza. En este caso, no hablaríamos de fobia social.
Para que se clasifique como una forma de ansiedad social, la ansiedad subyacente debe basarse en el miedo a ser evaluado negativamente por los demás.
Ten en cuenta que esta lista no es en absoluto exhaustiva. En general, si una persona tiene una ansiedad excesiva ante uno o más escenarios sociales específicos y la principal preocupación es ser evaluado negativamente, juzgado o rechazado, lo más probable es que se trate de un tipo específico de ansiedad social.
Sin embargo, deben cumplirse varios criterios para recibir un diagnóstico. Si quieres saber más, haz clic aquí para ir a nuestro artículo sobre los criterios de diagnóstico del TAS.
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Acerca del autor: Martin Stork
Martín es psicólogo profesional con antecedentes en fisioterapia. Ha organizado y dirigido varios grupos de apoyo para personas con ansiedad social en Washington, DC y Buenos Aires, Argentina. Es el fundador de Conquer Social Anxiety Ltd, donde trabaja como escritor, terapeuta y director. Puedes hacer clic aquí para saber más sobre Martin.